El doble - Dal Verme y Nigongo + Bajonazo

Volvemos con un par de paladas de versiones que te van a dejar del revés. Dal Verme y Nigongo + Bajonazo, el ruidismo y el terror van a atormentar vuestras neuronas esta samana, de día y de noche.
No me importa – Dal Verme
El artista granadino hizo esta atormentada versión de I Don’t Care, pero Dal Verme hace que lo veamos desde dentro de una lavadora ruidista, nos lleva a su terreno. Para empezar nos aplasta con unas frecuencias de modular distorsionadas que nos acompañarán todo el viacrucis. Carlos nos hace partícipes del sufrimiento interior que quiere transmitir, nos graba a fuego sus palabras para que las usemos por él. A veces nos encantaría gritarlo por todas partes, para todo y para todos.
Su reinterpretación no busca agradar, busca desarmar. Lo que en los Ramones era desidia adolescente, en Dal Verme se convierte en exorcismo. Aquí el “no me importa” no es indiferencia, es agotamiento, es ruido como catarsis. Una declaración de hartazgo que encuentra belleza en la distorsión.
Hablemos de Dal Verme

Carlos Pueyos, alias Dal Verme, lleva años explorando el ruido como lenguaje propio. Desde Granada ha ido forjando una obra que mezcla electrónica cruda, arte sonoro y performance, siempre con un pie en la tradición futurista del arte de los ruidos y otro en la experimentación más libre. No busca la melodía, busca la sensación, el golpe, la textura que te arrastra. Dal Verme es de esos artistas que no se escuchan, se atraviesan.

Os dejamos aqui unos ricos enlaces del bandcamp de Dal Verme y otras cosas experimentales que hemos encontrado como el álbum 21041914
Nigongo + Bajonazo - Bienpagä
A ver como explico esto... Es una versión si, y esperamos encontrar algo de "la bien pagá", una copla de los años 30, pero por sorpresa nos castiga los huesecillos del oido con otra movida que no tiene nada que ver.
En realidad se trata de una destrucción de "I Kissed a girl" de Katy Perry, en un tono infernal. Empezamos con una base a lo punk-glamour castellano superbásica trumpet, una guitarra frita en aceite quemado y algo como un sinte tocado con guantes de horno, el caso es que todo cuadra y resulta hipnótico, sobretodo tras los estremecedores ruidos de fast forward de cassete atascado.
Destacar lo de la voz reventada con el tono demoníaco, especialmente hacia el final.
Lo que sabemos de Nigongo y Bajonazo es más bien poco. Donde esperábamos una colaboración ruidista, lo que tenemos es una confusión épica. Parece ser que fueron miembros de un taller de modulares llamado T37 que sigue en activo haciendo cosas.
Os dejamos un par de enlaces por aqui por si tenéis curiosidad. Web de T-37 e Instagram de de T-37

